miércoles, 26 de septiembre de 2007

Chile y el Vino.

La historia del vino en América comenzó con la llegada de los primeros conquistadores españoles.

LA VID LLEGA A CHILE

Cristóbal Colón trajo estacas o semillas de vides desde España o las Islas Canarias en su segundo viaje a América, en 1493. Los primeros pobladores del Nuevo Mundo trataron infructuosamente de desarrollar la vid en los territorios de América Central, pero el clima tropical y posiblemente la existencia de la Filoxera, impidieron que la Vitis vinifera sativa (nombre científico de la vid) prosperara en dichos suelos.

El lema de los conquistadores era obtener nuevas tierras para “Dios y para el Rey”; teniendo en cuenta que todos ellos eran católicos, el interés principal que los inspiraba para desarrollar el cultivo de la vid era celebrar la Santa Misa, para lo cual imperiosamente requerían de vino.

El primero en lograr con éxito el cultivo de la vid en América fue Hernán Cortés en 1524 “en tierras altas de México”. En 1530 la vid se cultivaba en la actual Colombia y en 1548 llegó simultáneamente a Perú y Chile.

En el caso de Chile, el introductor fue el fraile Francisco de Carabantes quien trajo estacas desde el Perú hasta el puerto de Talcahuano. Desde allí se trasladaron estacas a Santiago donde se plantaron aledañas a las nacientes casas que tenían construidas los conquistadores. Uno de ellos, Alonso Moreno, obtuvo dos botijas de vino, posiblemente poco más de un litro, en 1550. Es por lo tanto, Alonso Moreno, la primera persona que obtuvo vinos en América al Sur del Ecuador.

La primera producción masiva de vino la habría obtenido Francisco de Aguirre en Copiapó, denominada en aquellos años Copiapó de la Selva. Casi simultáneamente en la zona central, específicamente en la ahora denominada Comuna de Peñalolén, se habrían obtenido los primeros vinos de esta parte del país.

En 1556, a través de la localidad de La Serena y por intermedio del Padre Francisco Cidrón o Cederrón, la vid fue introducida en la localidad de Salta, en Argentina.

Desde el punto de vista oficial histórico, el primer viticultor chileno sería Rodrigo de Araya, consignado como tal en el Acta de Fundación del Vino Chileno, descubierta en el Archivo de Indias por el historiador José Toribio Medina.

SIGLO XIX

Las buenas condiciones climáticas permitieron que el cultivo de la vid se extendiera en la parte central de Chile. Pero pasaron tres siglos antes que se produjera un vuelco en la vitivinicultura chilena: en 1851 Silvestre Ochagavía introdujo cepas francesas en su propiedad de Talagante, y de esa forma inició la sustitución de las antiguas cepas españolas por las de Cabernet, Cot, Merlot, Pinot, Sauvignon, Semillón, Riesling y otras que constituyen la base de la producción de vinos en esta nación sudamericana.

Poco tiempo después, el mismo Ochagavía volvió a impactar la producción chilena de vinos con la contratación de un enólogo francés, Joseph Bertrand. La idea contagió a otros productores, y a finales de siglo las principales empresas vitivinícolas habían contratado técnicos europeos, en su mayoría franceses.

En 1877 comenzaron las exportaciones de vinos chilenos a Europa, y su calidad fue destacada en las exposiciones de Burdeos (1882), Liverpool (1885) y París (1889).

SIGLO XX

En 1900, las vides ya cubrían 40.000 hectáreas del territorio chileno. La superficie destinada a la vitivinicultura continuó incrementándose hasta 1938, cuando era de 108.000 hectáreas.

La historia del vino chileno en el siglo XX no fue fácil. Una ley de alcoholes virtualmente prohibió la plantación de viñedos y los trasplantes de viñas, mientras que la Segunda Guerra Mundial cerraba la puerta de las importaciones, incluyendo las de maquinaria vitícola.

La ley que restringía los viñedos fue derogada en 1974. A partir de 1980 la liberalización normativa y la apertura económica del país detonan una revolución. El sector vitivinícola se armó de maquinaria moderna, mejoró la tecnología de riego y plantación, incorporó cubas de acero inoxidable y barricas de roble francés, comenzó a utilizar botellas de mejor calidad.

Entre 1982 y 1983 se alcanzó la producción más alta, coincidiendo con una importante reducción en el consumo local. Ambos elementos provocaron una crisis de proporciones, con caída de precios y reemplazo de cultivos. Fue justamente en esta época cuando el esquema de familias tradicionales propietarias de grandes viñas comenzó a ser reemplazado por el de grupos económicos o sociedades anónimas, incluso con participación internacional, lo que impulsó definitivamente la modernización del negocio.

En los años noventa los vinos chilenos consolidaron definitivamente su presencia en el mercado internacional, con excelentes resultados y un prestigio bien ganado. Las exportaciones a Europa, Estados Unidos y principalmente Asia, han crecido cada año reportando en 2002 un total de US$ 601,6 millones. Actualmente los vinos chilenos se exportan a más de 100 países en cinco continentes.

Fuente: http://www.saberdevinos.cl/html/interior/f_historia.html

lunes, 24 de septiembre de 2007

Introduccion al mundo del vino...

El vino

El vino es una bebida obtenida de la uva mediante fermentación alcohólica de su mosto o jugo; la fermentación se produce por la acción de levaduras que transforman los azúcares del fruto en alcohol etílico y anhídrido carbónico.

Se dará el nombre de «vino» únicamente al líquido resultante de la fermentación alcohólica, total o parcial, del jugo de uvas, sin adición de ninguna sustancia.

Tipos de Vinos

Sabemos que nos gustan ciertos tipos de vinos, pero no sabemos nada de ellos. ¿Cómo lo sabes? pude que sea tema de conversación junto a una buena copa.

Blancos

Chardonay
Es la cepa preferida en el mundo para la elaboración de blancos. Es una de las tres variedades que se mezclan para elaborar el champagne. Debido a sus características, da origen a vinos sin extremos, duros ni acidez excesiva, y con gran cuerpo cuando es sometido a guarda en barricas de calidad. En Chile ha tenido un progresivo crecimiento llegando actualmente a cerda de 5.500 hectáreas las que se agrupan especialmente en el valle de Casablanca, donde se obtienen excelentes vinos. Hacia el sur se ha explorado la zona de Colchagua con éxito.

Sauvignon Blanc
Originaria de Burdeos, Francia, produce vinos de buen cuerpo, muy aromáticos y de buena acidez. Su versatilidad es amplia, casi para todos los gustos y los tiempos: produce vinos refrescantes, secos, agresivos o simplemente listos para beber. Es el cepaje blanco fino más plantado en Chile, con cerca de 6.600 hectáreas, que ha abandonado progresivamente un estilo de vinificación de antaño que lo oxidaba y reducía sus aromas y caracteres frutales.


Semillón
Cepa de origen francés (Burdeos) cultivada en Chile desde el siglo pasado que da vinos no especialmente atractivos dada su baja acidez y su aroma algo neutral (a veces herbáceo o vegetal). Ha sido progresivamente arrancada para dar paso al Chardonay.

Gewürtraminer
Cepa muy cultivada en zonas frías europeas, especialmente en Alsacia. Su caracterización aromática es reconocible por sus aromas florales (especialmente rosas), o en ocasiones por una clara presencia del fruto chino lychee. En Chile su cultivo es aún marginal, pero hay buenos representantes en el Valle de Casablanca y en la zona central.

Riesling
Una cepa muy noble que da vinos de gran riqueza aromática (flores secas, pasas, higos secos) y buena acidez, especialmente apta para climas más bien frescos. En Chile su cultivo se mantiene a niveles bajos, pero hay algunos representantes de interés.

San Vicente, Patrono de las Viñas
San Vicente, patrono de los vitivinicultores, es el santo, quien con su racimo, como si se tratara de una lámpara, cuida la belleza de las viñas. La leyenda cuenta que la devoción hacia este personaje se remonta a los primeros siglos de nuestra era. Había nacido en Huesca (España) y, a fines del siglo II por su celo y sus virtudes le fue conferido el Diaconato.
El año 303, el emperador Diocleciano ordenó una persecución general de cristianos. Hicieron arrestar al diácono Vicente y someterlo a tortura. Por un milagro de pudo reconocer después su cuerpo que fue enterrado en Borgoña y, posteriormente trasladado a Champagne, Francia, donde por primera vez se veneraron sus restos. Se dice que la tortura a que fue sometido consistió en exprimir su cuerpo en las prensas de los vendimiadores y que su sangre se convirtió en un vino generoso, fuente de vida eterna. Desde Champagne la devoción a este santo se generalizó por toda Europa y quedó consagrado como patrono de los vitivinicultores.

Tintos

Cabernet Sauvignon
El rey de los cepajes clásicos, constituyente esencial de la mezcla típica de los vinos Burdeos. En Chile es la cepa tinta más importante y la responsable del buen prestigio de los mostos nacionales en el extranjero. Los mejores vinos chilenos son de esta cepa. Da vinos robustos, habitualmente con notas a frutos rojos grosella, cassis, habano (tabaco), entre otros, y tiene un potencial de guarda superior a los otros vinos dada su estructura. En Chile da tonos característicamente mentolados (eucaliptus en muchas zonas). Excelentes Cabernets se dan en toda la zona central (los mejores incluso están dentro de la misma Región Metropolitana) con la apelación Valle del Maipo, en la zona de Curicó y muy intensamente en el valle de Colchagua.

Merlot
Cepa "prima hermana" del Cabernet Sauvignon, pero menos robusta, por lo que da vinos más livianos para beber. Tiene taninos más amigables, por lo que mezclada con la "cepa rey" tiende a suavizarla y redondearla. Es la segunda cepa noble tinta de importancia en Chile, sumando unas seis mil hectáreas. En los últimos años, gracias a estudios ampelográficos (de las hojas de las vides) y del ADN de las parras se ha descubierto que buena parte del Merlot chileno es en verdad Carmenère, otra cepa clásica bordalesa, casi indistinta del Merlot en términos de aroma y gusto, que desapareció hace bastante de tierras galas, por lo que los entendidos le auguran buen futuro en los mercados internacionales. Muchos ya la llaman "el Merlot chileno".

Pinot Noir
Noble cepa bordalesa de difícil tratamiento tanto en la viña como en la bodega, pero que correctamente tratada da grandes vinos: aterciopelados, suaves, con deliciosa fruta (cereza) y muy complejos. En Chile hay intentos interesantes , pero falta un poco de camino por andar para alcanzar niveles top.

Syrah
Noble cepaje cuyo origen es materia de discusión, pero que se asocia habitualmente con el Ródano francés y con Australia, donde se le denomina Shiraz. En Chile su irrupción se remonta a no más de tres años y los resultados han sido alentadores puesto que la cepa se ha adaptado muy bien y ha dado vinos realmente ricos: concentrados, poderosos y sabrosos.

Carménère
El Carménère es un cepaje de origen francés, situado en Burdeos, que tras la crisis filoxérica europea a mediados del Siglo XIX prácticamente desapareció. De hecho en la actualidad no se registran más de diez hectáreas en esa zona y en el mundo no hay tampoco evidencia de su existencia en grandes proporciones, excepto en Italia, donde está profusamente mezclada con Cabernet Franc. Según ha escrito el profesor el profesor de la Universidad Católica Philippo Pszczólkowski, el Carménère "esta descrito por Caseaux-Cazalet en la ampelografía de Viala y Vermorel (1901), el cual la incluye en el grupo de los Cabernets, junto con Cabernet Franc y Cabernet Sauvignon, y señala que sus vinos presentan un conjunto de cualidades excepcionales, entre ellas su cuerpo suave y color intenso".

Malbec
Cepa de Burdeos que perdió popularidad frente al avance del Merlot, pero que aún es importante en Cahors (sudeste francés) y especialmente en Argentina. En Chile existe desde el siglo pasado, aunque llamada bajo su verdadero nombre: Cot. Desde hace unos cinco años que algunos productores nacionales se han atrevido a vinificarla como varietal, es decir, mezclarla con otros cepajes, con un éxito relativo.

Cabernet Franc
Recientemente se descubrió que es una de las cepas que dieron origen al cultivo del Cabernet Sauvignon. Se encuentra, principalmente, en un clima de frío mesurado. Muestra un moderado y vigoroso crecimiento, un temprano amaderamiento y madurez de cosecha superior al Cabernet Sauvignon. El vino de estas cepas tiene un profundo color púrpura cuando es joven y un aroma herbal.